sábado, 17 de noviembre de 2012

Mañana parte hacia Chapadmalal la delegación Quilmeña de Jóvenes y Memoria para presentar sus producciones...


Después de un año de trabajo los equipos se reúnen en Chapadmalal para mostrar sus producciones finales, intercambiar experiencias, conocerse, reflexionar, divertirse y seguir creando. Durante los días del encuentro, los jóvenes toman la palabra para narrar las historias no contadas de sus comunidades: historias ocultas, silenciadas por el miedo y la complicidad. Y en su esfuerzo por conocer más sobre el lugar en el que viven y pensarse a si mismos, emergen otras preocupaciones: la exclusión social, la militancia política y el compromiso social, las transformaciones económicas y sus consecuencias sobre el mundo del trabajo. Los jóvenes hacen memoria, desafían el presente e imaginan el futuro.
Chapadmalal es un momento particular, distinto. Durante esos días predomina un clima de entusiasmo, nerviosismo y adrenalina que no escapa a ninguno de los que transitan por allí. El esfuerzo propio y ajeno es valorado por todos, en las presentaciones los aplausos se suceden para dar aliento y sentirse acompañado. Chapadmalal es un lugar especial. Es posible la reflexión y el intercambio de experiencias y puntos de vista; también el entretenimiento, el encuentro con otros, y la oportunidad de hacer amigos.
Paralelamente a la presentación de los trabajos, durante los días del encuentro se realizaron talleres de intercambio. Reunidos en diferentes grupos, los jóvenes vuelven a pensar entre ellos la experiencia de todo el año, y generan sus propias discusiones y reflexiones sobre los temas que los movilizan y los preocupan vinculados a la memoria del pasado, pero también asociados con la agenda del presente. Por otro lado, con la consigna de contar el Encuentro y dejar un registro de lo sucedido, los jóvenes realizan además talleres de producción y expresión que se organizan a partir de diferentes soportes: video, periodismo, música, fotografía, teatro, mural, stencil, expresión corporal y circo. El objetivo es plasmar en un producto creativo sus vivencias, preocupaciones, debates, y que a partir de eso puedan poner en común sus perspectivas y proyectos. Al cierre de cada tanda, la exposición de lo producido en cada uno de estos espacios le daba forma a un intercambio de expresiones, sensaciones y sonidos que resumían la vivencia de todos los participantes durante esos días.
Año a año los jóvenes se encuentran y toman la palabra para narrar las historias no contadas de sus comunidades. La posibilidad de reunirse potencia el trabajo y el compromiso con el que cada grupo lleva adelante la tarea de indagar sobre las memorias locales.
Chapa, lejos de sólo ser el Encuentro de cierre anual del Programa Jóvenes y Memoria, se convierte en un punto de partida para que los jóvenes se piensen a ellos mismos, su presente y cuenten sus historias, con sus formas de entenderla y nombrarla, en cada una de sus comunidades.

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